martes, 5 de abril de 2011

CONTINUAMOS CON LA ACTIVIDAD...

Hoy volvemos a abrir Sala Ruzafa, como cada mañana desde que hace un par de meses levantáramos el telón de este teatro. Dos meses de pretemporada en construcción, con las paredes por enlucir pero con un apoyo del público que nos ha permitido colgar en más de una ocasión el cartel de “no hay localidades”.
Después de “De Hiroshima y Nagasaki”, en febrero vino el Festival Veo a llenar nuestro escenario. Es una de las citas más importantes para las Artes Escénicas en Valencia y nuestra humilde sala tuvo la suerte de alojar la propuesta, “C´est du chinoise!”.  Una pieza interpretada en mandarín que trata la incomunicación a través de la historia de un grupo de inmigrantes orientales que enseñan las palabras básicas en su idioma para introducirnos en su vida. Una ocasión para conocer mejor a la comunidad china que vive en nuestro barrio y con quienes compartimos calles, autobuses, cables de la luz y del teléfono, días de trabajo y de ocio. Además, también gozamos de “Ali” de una magnífica compañía francesa y “Tots els noms” de la Cia Mal Pelo.
Ante el éxito que había obtenido “De Hiroshima y Nagasaki” en la inauguración de la sala, decidimos prorrogar cuatro nuevas funciones en marzo, antes de que las Fallas fueran protagonistas absolutas del barrio. Y hoy mismo llegan a Sala Ruzafa las 10 propuestas de  “La ciudad que habito”, una serie de cuadros vivientes que retratan Valencia y que se incluye dentro del festival Russafa Escènica. Esta cita, en la somos el único teatro participante, nace con la voluntad de acercar las artes plásticas y escénicas mediante la representación de pequeñas piezas teatrales en estudios de destacados artistas del barrio (porque estas calles tienen mucho arte, como dicen por el Sur).
Todavía no nos hemos bajado de la montaña rusa que han sido los últimos meses, con la parte más dura de las obras,  la inauguración, el estreno de “De Hiroshima y Nagasaki”, la participación en festivales y, en unos días… las últimas funciones de “Clandestinos” y la “Carmen” de Bambalina. Un vaivén de emociones con picos de intensidad y breves lapsos de descanso, pero os podemos garantizar que estamos disfrutando de viaje como niños porque, al fin y al cabo, ¿a quién no le gusta ir a la feria?